jueves, 27 de noviembre de 2008

TRIUNFOS PERIODITICOS

Me retiraba de la redacción, salude a Gustavo, pero antes de partir me hizo una seña que no comprendí hasta ver una caja, especie de alcancía, que había colocado sobre un escritorio. Portaba la siguiente leyenda: Debido a la crisis internacional, tenga a bien hacer un aporte para el café, el azúcar, la yerba, leche en polvo y demás. Me eche a reír. Me hizo gracia la seña que Gustavo hizo: Sin levantar la mirada del escritorio señalaba con el dedo índice de su mano extendida, hacía la “alcancía”, toda vez que alguien se retiraba de la redacción. Deje cinco mangos al tiempo que dije: La crisis da para todo. Al llegar al Café de los Jueves, desde la vereda de enfrente, vi a mis viejos amigos reír a carcajadas sentados en el solar del bar. La copiosa risa los sacudía en sus sillas. Cuando me vieron llegar las risas se interrumpieron abruptamente y Bernardo advirtió con sarcasmo: Guarda, que llega el periodista. No me di por aludido y llamé a Freddy para pedir mi cortado liviano. Sin embargo dije ya que el silencio se prolongaba: Sigan sin mí. Hagan de cuenta que no estoy. José, por veterano más conciliador me dijo: Comenzaron a chacotear con la Copa David y los periodistas e intercambiaron anécdotas que fueron potenciando entre unos y otros una rabiosa hilaridad. Bernardo volvió a la carga y dijo: No te ofendas, pretendió aclarar. Pasa que ustedes deben haber estudiado periodismo en el Industrial Huergo. Luego Bernardo insinuó a modo de pregunta: No me queda claro si la carrera es la misma para el periodista del diario o hay otra, además, para periodismo televisivo y radial. Son especializaciones, respondí. Y aclare: La carrera es Ciencias de la Comunicación. Todo lo demás son cursos de posgrado. Decime, dijo Omar, ADEPA, que pito toca, más allá de reclamar ante cualquier crítica que se “…ataca la libertad de prensa”. Omar continuó: alguna vez se sanciona algún periodista por imbecil? Tanto como Dios y la Patria demandan al funcionario, dije. Daniel, distendido, señalo: Nos pasa siempre lo mismo; de toda la vida. Nos creemos los mejores y luego cuando la realidad nos aplasta buscamos a quien culpar. Tendríamos que inventar un deporte al que llamaríamos. Buscando al culpable. Remato Daniel. Seguro que en ese también perdemos, dijo Félix. La David se perdió porque a nuestros aficionados les faltó, Daniel hizo una pausa fingida buscando las palabras apropiadas, “viveza criolla”, eso les falto. Recuerden esta expresión que va hacer historia, reafirmo Daniel. En lugar de aplaudir cada punto, tanto de los nuestros como de los de ellos, deberíamos haber aleccionado a nuestros “fanáticos”, que pagaron para ver la contienda deportiva la módica suma de entre mil y cuatro mil pesos, que alentaran a nuestros deportistas con estribillos tales como: “…a estos putos les tenemos que ganar”. Abuchear a los contrarios ante cada intervención y al arbitro también y por las dudas y así. Y así, continuó Daniel, con irónico histrionismo, hoy seriamos los flamantes poseedores de la ensaladera, que más que ensaladera se parece a la hoya donde mi vieja batía los huevos para hacer crema. Félix aportó. El tarambana de Feidmann, que la juega de periodista dijo cuando se enteró que Nadal no venía. “Que no venga; arrugo. Y nosotros nos quedamos con la Copa, y a llorar a la iglesia”. Mira si será idiota este fulano que antes de las Olimpiadas, durante la preparación y puesta a punto, nuestro equipo de básquet jugo un amistoso con Lituania y se perdió. Que dijo el gíl éste: “Pero como perdemos contra estos tipos que no los conoce nadie” Justamente Lituania, que es uno de los cinco equipos más fuertes en este deporte. Bueno, bien, interrumpió Bernardo, pero digámonos la verdad. Perdimos porque nuestros jugadores no se hicieron presentes en la conferencia de prensa. Por lo menos fue lo que dijo Salatino, que de tenis debe saber mucho. Si, refrendó Omar, hay que saber mucho de este deporte para sacar tamaña conclusión. Hay que mirar las cosas por el costado positivo, volvió adentrarse Daniel, nos llevamos una réplica de la Copa y a Acassuso le van a dar el Premio al Llanto. Lloró en Rusia y lloró aquí, incluso con más prestancia. ¡Che! Dijo Omar, no le den al “chucho” que hizo demasiado, teniendo en cuenta que no tiene revés, perdió ahí nomás. Si, dijo Bernardo, parecía un alma en pena cada vez que iba a recibir, encorvado, el saque de Verdazco. José me dijo por lo bajo; Así estaba la cosa antes que llegaras. Y yo les dije que esto se parecía más a la parodia de los jubilados en la Tuerca, que a una mesa de café.

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