jueves, 24 de julio de 2008

De medias y medios

En la redacción todo estaba en orden. Los escritorios en su lugar, el plasma fue reemplazado por el televisor de siempre y las vituallas brillaban por su ausencia; solo la jarra de café se había salvado del regreso a la “normalidad”. Deje mi columna sobre la mesa de trabajo de Gustavo y le deslicé en tono de susurro cargado de ironía: “Será ésta la prosperidad que se avecina”. Gustavo giro sobre su silla, sonrió con picardía dijo: Para subrayar un momento extraordinario todo dispendio es válido, pero hay que retornar a la esencia porque de no ser así, no notaríamos la diferencia.
Pensé: “yo apreció la diferencia”, pero no dije nada para no correr el riesgo que me invitara hacerme cargo de los costos de futuros acontecimientos destacados.
Marché hacía el “Café de lo Jueves” y comprobé al llegar que ya estaban, en “nuestra mesa”, mis estimados amigos. Daniel tenía cuatro alfajores al lado de su taza. Bernardo distendido dijo: Volvió la opulencia y señaló los alfajores de Daniel. Félix meneo la cabeza con fastidio y bebió de su copa de coñac. Omar anunció una nueva pizza: “Muzzarella Cleto”, y aclaró: yo tengo mi propia encuestadora, mi propio “boca de urna”, así que de acuerdo a la cantidad de pedidos se muy claramente de que lado da la cancha esta cada uno.
Más allá del oportunismo mercantilista y poco original Félix preguntó, ¿Cómo va el escrutinio? Omar me dijo por lo bajo: Siempre hay un gil que recoge el guante. “Mita y mita” le respondió a Félix, y agregó, como todo lo que se hace aquí, siempre a medias, por mitades. Por lo demás, continuó, si algún pelotu… se le ocurre ponerle a un toro “Cleto” porque se cree gracioso y no mensura adecuadamente la zozobra por la que atravesó el país durante cuatro meses, que agrego yo por querer ejercitar mis cualidades consultoras.
Nos pusimos a reír. Félix apenas dibujo una mueca de fingida sonrisa y comentó: Un catedrático americano expuso, en esto días, sobre la función de la prensa y la responsabilidad de los gobiernos. Sé, dijo Félix dirigiéndose a mí, que me estoy metiendo en temas que te pertenecen. Sonreí y asentí con un gesto de complicidad, ya que respetaba su honestidad intelectual. Félix continuó: El título de La Nación, respecto de aquella disertación fue: “No dar conferencia de prensa es una forma de censura”. Es sabido, prosiguió, que un deber ineludible del gobierno y los funcionarios que lo integran es dar a conocer cada acto de gobierno, mantener informada a la ciudadanía de las decisiones que se toman a través de la prensa. Es parte de la gestión política. Pero el título de esa nota esta cargado de malicia. Hemos podido ver, durante todo el conflicto con el sector agropecuario, como la prensa uso los trucos más infames, como partir la pantalla televisiva para mostrar, cuando exponía un funcionario, un diputado o un senador los gestos de rechazo de los integrantes de la Mesa de Enlace, pero sacar de pantalla rápidamente cuando los adherentes al sector rural gesticulaban y hacían ademanes cargados de vileza. Pero hubo un hecho, durante el primer cacerolazo, que los medios que lo tomaron “en vivo” no volvieron a repetir. Esa noche, en la Av. Rivadavia y Acoyte, otro de los puntos de la ciudad de Buenos Aires donde se convocaron los ciudadanos para manifestar, una joven apareció con una pequeña pancarta que decía: “Aguante Cristina”. La sacaron a empujones y ella y otro joven, que la acompañaba, tuvieron que huir aterrados para evitar otras consecuencias. Bien, prosiguió Félix, ese hecho no se repitió por ningún medio, pero la reyerta de D´Elia la reiteraron tanto como les fue posible. Quiero significar, --intento Félix aclarar la cosas-- que quienes recogen la primera información son los “noteros” que es el peldaño más bajo en la escala profesional del periodismo y han tomado por costumbre, desde hace años y seguramente instruidos por los jefes del departamento de prensa, preguntar al entrevistado sobre lo que ha dicho o hecho su adversario u opositor político, buscando la respuesta polémica que les asegure mayor audiencia. He visto y escuchado como se ha interrumpido, con variados pretextos, cuando el entrevistado echaba un poco de luz sobre el tema tratado, porque aclarar no atrapa la audiencia.
 

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